Infierno blanco



Camino desnudo sobre suelos árticos.

La nieve,
el hielo,
mi único descanso.

Los labios agrietados.
Los músculos,
cristalizados.
Rosas de invierno,
bajo la piel.

Me pregunto,

...dónde he estado...
...todo este tiempo...
...como dormido...
...como hivernando...

Como si me hubiesen 
congelado;
aunque siguiera 
vivo.

Crionizado.

Notas,
hacían vibrar 
mi corazón,
mi cuerpo,
congelados.

Un cerebro 
muerto.
Un sentir 
apagado.

Nada 
me sacaba 
del letargo.

La voluntad,
toda la energía,
el poder.
Arrebatados.

Desintegrados.
Hasta que
hace poco
las recuperé.

Virtudes perdidas 
en el cultivo de mis vicios.

Una despedida.

La muerte 
de mi propio juicio.

/*\

Ahora,
estoy de resurrección.

Desterrado,
en un mundo helado.

Un páramo.

Solo.

Aquí sólo estamos Dios y yo.

Ante un papel en blanco.
Ante un camino que no está dibujado.

Sólo veo una superficie.
Lisa.
Blanca.
Pura.

Granulada,
pero suave;
sedosa,
esponjosa.

Con una dulzura oscura.

A la vista golosa;
como la harina;
estimulante,
como la cocaína.

Una relajación de trance
en la relación con el paisaje. 

Como caladas de opio.
O un chute de morfina.

/*\

Ahora,
sólo veo una superficie de una belleza intensa.

De una fina estética.
Una atmósfera alpina.
Una superficie inmensa.

Extensa.
Perdida.

Como aquél destino soñado.
Aquél sueño perseguido.
Aquél futuro,
velado.

Aquél corazón,
amado,
malogrado,
perdido.

Una superficie inmensa.
Extensa.
Perdida.

Como mi propia vida.

O lo que hubiera podido ser.

No quiero estar nunca más encarcelado.

Por eso vine aquí.

Por eso,
en un suspiro helado,
blanco;
cogí el bolígrafo y volví a escribir.

No voy a dedicarme a otra cosa que no me haga sentir.

No puedo dedicarme a otra cosa,
si realmente no forma parte de mí.

Así que aposté,
perdí,
me alejé de ti.

Nadie va a moverme de aquí.

Por eso vine,
y te olvidé.

Para encontrarme.

Para en un blanco suspiro,
en un blanco papel,
expiarme.

Para en este páramo,
perderme.

Si hace falta,
con mi propia pluma,
deshollarme.

Desde el exilio,
desde la distancia,
comunicarme.

Ya no necesito ni explicarme.

Almas afines se comprenden.

Con los ojos,
con acciones,
nadie miente.

Aquí,
las huellas de todos,
se dibujan para siempre.

O a veces ocurre,
que no se marcan tan solo.

Como enamoradas de una nieve indiferente.

Que no acepta llevar sus marcas,
que reniega de sus pisadas.

Que después de amarlos,
se arrepiente.

No borrados,
sino,
no materializados.

Exiliados en frascos,
suspendidos en fracasos.

De algo me ha servido,
no ser nunca el elegido.

De mucho me ha servido,
que no quisieras estar conmigo.

De todo me ha servido,
estar lejos de haberme rendido.

Agradecido.

Por no ser nunca del todo aceptado.

Por no ser nunca,
por como soy,
amado.

Por hacerme la guerra a mí mismo.

Por vivir auto-castigado.

En cierto modo,
les debo algo.

Son ellos,
los que me han hecho sufrir.

Son ellos,
los que me han obligado.

Los fuegos y las presiones que me han forjado.

No me arrepiento.

No pienso llorarlo.

Pero no,
no voy a olvidarlo.

Todas vuestras perlas,
joyas,
recuerdos,
heridas y escupitajos.

Ahora,
puedo utilizarlos.
Aquí,
desde mi páramo.
Aquí,
desde este infinito blanco.
Aquí,
desde mi hogar.

Aquí.
Desde mi Infierno Blanco.

Desde este paraíso helado.

Por todo ello,
el exilio me ha sanado.

Que quede claro.
Esto no es un grito.
Tampoco un llanto.
Es un fruto.
Una flor.
Algo que tengo muy claro.

Una pasión reconocida en medio de la sangre y el barro.

Una oportunidad concedida,
a alguien que acumula fracasos.

Al estar sin ti,
he mejorado.

Ya no ando ebrio,
ni de lado.

Ahora,
sólo voy solo.

Feliz.
Exiliado.

Ahora,
puedo escribir.
Aunque haya sido a cambio de tenerte a ti.

Ahora,
parece que todo puede salir.
Aunque en realidad,
nada haya cambiado.

Por no ser nunca del todo aceptado.

Por no ser nunca,
por como somos,
amados.

Ahora,
somos libres,
al fin.

Ahora,
podemos serlo,
por fin.

Sólo hace falta aceptarlo.

Que somos diferentes.
Que no es tan malo.
Que incluso podemos vivir todos juntos.

Amarnos.

Pero exiliados.
En este paraíso blanco.
Yo,
al menos,
lo tengo claro.

Sé cual es mi bando.

Antes que vivir rodeado de hienas,
de dementes,
de depravados.
De falsas princesas y reyes sobrevalorados.

Me quedo tranquilo.
Relajado.
Exiliado.

Vivo.
Feliz.
En mi Infierno Blanco.

Rheinn

"Infierno Blanco"
Todos los derechos reservados.
RheinnPoetry ®

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Comentarios

  1. Fantástico Rheinn, me ha encantado. He pasado frío leyéndolo y todo.

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    1. Muchas gracias compañero! Qué gusto que hayas pasado. Me alegro de verte por aquí Aka, y de que te haya gustado "Infierno Blanco". Desde aquí se verá bien el "Deshielo" esperado. Hasta pronto Aka! Un abrazo.

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