Postmoderna virtualidad.
El hombre postmoderno,
En su sobreabundancia,
Lo único
Que secretamente
Desea,
Es reventar;
Como un saco de patatas,
O como una paloma
Aplastada contra el
asfalto,
Bajo las ruedas de una
auto-caravana.
Nuestro dolor,
El máximo sufrimiento,
De los peores, sino el
peor,
De los miedos: La Nada.
¿Sensación?
Náusea.
Una
vida que se sabe quebrada,
Condenada,
paradójicamente,
Por
estabilizada, por
plana;
Porque
sabe menos incluso
Que
el agua, y no hidrata;
La
nada es la sequedad de un desierto vital
Que
te abraza y te reduce a poco menos
Que
una mancha de mostaza en una camisa desgastada.
Tienes
nombre,
Un
empleo,
Un
piso,
Un
coche,
Un
perro,
A alguién,
Y
a algunos,
Y
aún así, todo lo que sientes,
Es
nulo,
absurdo,
demasiado concreto
Para
sentirlo tuyo, perdidos en lo abstracto,
En
lo absoluto,
soñamos pájaros y practicamos el ayuno,
Soñamos
con ir desnudos, y todo, porque una vez, mordimos un fruto.
Estamos
hartos de todo esto,
De
nosotros mismos,
Y
es algo, innegable,
Algo,
cercano a la verdad.
Nadie
tiene una buena razón
Para
amar, cuando sabemos
Que
todo esto
Va
de la teatralidad
A
la irrealidad,
Nuestra
no-vida virtual.
Y
aun así, cada día,
Nos
levantamos, desayunamos,
Decimos
que nos amamos
Y
hacemos lo posible,
Por
volvernos a engañar.
A. Rheinn
RheinnPoetry
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