Caballos desbocados

Tres caballos
desbocados
cabalgan por prados
arrasados.

Valles incendiados,
pueblos
abrasados.

Huyen.

Despavoridos.

Confusos y aturdidos.

Ardientes herraduras
hundidas sobre un manto
de brasas.
Antes,
decoradas por el verdor
de las llanuras.
.

Hoy:

Montañas de ceniza,
una noche oscura.

Rastros de terror,
en sus pupilas;
y su cordura,
sumiéndose en la negrura.

Frente a ellos:

El mundo sucumbía.
Cede,
a la locura.

Trazos de un verde
que desaparece.

Un prado que muere,

junto a tantas otras vidas.

Dilatadas
sus pupilas.

Tres caballos pardos
galopando desbocados.

Viendo su hogar,

sus vidas;

inmolados.

Arrasados por el fuego;

derretidos,
en el barro.

Convertidos en sombras.

Reducidos
a cenizas.

Desterrados.

Tres caballos
huyendo en estampida,
buscando
obsesionados
una salida.

Demente,
su huida.
Triste
su risa.

Sentidos animales,

ardiendo
de rabia contenida.

Tres caballos pardos,

desbocados,

morían.

Al día siguiente,

el Sol
no luciría.

Niebla,

nubes de polvo,

ceniza.

El odio y el miedo,

el cielo cubrirían.

Tres caballos de fuego,
murieron bajo el Sol,

ese negro mediodía.

Tres caballos.

Pardos.

Violentos.

Bellos.

Y sus heridas abiertas,
sangrando todavía.

Sucumbiendo
a sus propias embestidas.

Luchando por su vida
en una demente huida.

Galopando contra el recuerdo,

quebrando el suelo,

hacia una nueva realidad.

Contra el tiempo.

Contra la vida.

Tratando de olvidar.

Perecían
bajo un Sol oscuro,

aquel negro mediodía.

Tres caballos desbocados,
morían.

Viendo,

contemplando,

como su mundo
desaparecía.

Rheinn

"Caballos desbocados"

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- caos bajo la lluvia -