"Cerillita"

Seres frágiles,

inflamables;

que pueden partirse con dos dedos,

o incendiar un bosque,

despistados por un beso.

Seres frágiles,

de cabecitas volátiles;

que pueden arrasarlo todo,

un mundo devorado por el fuego.

Vidas y existencias incineradas en el sentimiento,

de una cabeza volátil,

de una chispa que salta con el viento.

Un paisaje vasto pasto de las llamas,

por una “cerillita”,

una cerillita ardiente,

frágil,

bella,

descuidada.

Ávida de oxígeno y de respirar,

de amar,

de su fatua esencia liberar.

Esa llama,

que una vez encendida,

lucha,

vive y mata,

por existir.

La llama de una cerilla,

frágil,

volátil,

de una “cerillita” que busca dar validez a  su existencia,

por eso busca prender,

algo sólido y consistente que hacer arder,

una base,

sobre la que su indómito elemento extender.

Prender cualquier cosa,

la inflama,

la reduce a cenizas devorada por las llamas,

con tal de vivir.

Ambiciosa y cruda cerillita,

aunque lleve un apodo infantil,

ambiciosa y cruda,

cuando sabe que algo muere,

que algo mata,

sólo por su ígneo deseo de seguir,

brillar,

lucir.

Se consume,

o un milímetro cúbico de agua la deja mojada,

humeante,

apagada.

“Cerillita”.

Cerillita ardiente.

Muere,

deja de existir su llama.

“Cerillita”,

cerillita ardiente,

vista en una imagen,

como una vida humana.

"Cerillita",

siempre serás mi dama.

Rheinn

"Cerillita"

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